[mk_page_section][vc_column][/vc_column][/mk_page_section][mk_page_section][vc_column][/vc_column][/mk_page_section]
Matacandelas – Dicha y desdicha de la niña conchita
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”1014″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1560140501906{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO: Colectivo Teatral Matacandelas (Medellín)
OBRA: Dicha y desdicha de la niña conchita
DIRECTOR: Cristóbal Peláez[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1560140478582{margin-bottom: 0px !important;}”]Dicha y Desdicha de la niña Conchita, inspirada en el mundo literario de Federico García Lorca pero con el toque Matacandelas.
La plegaria de Conchita por su amor ausente cuenta la historia de una pareja que quiere unirse por siempre, pero ve frustradas sus intensiones por designios familiares pendientes de un mejor porvenir económico.
“¡Oh, oigo música! A mí es que siempre la música me pone muy alegre y muy triste. Voy tejiendo y tejiendo y mientras tanto esperando a mi novio Crispín. Me prometió que cuando volviera nos casaríamos. Me dijo, tengo que irme a Pereira a visitar a mi tía enferma, cuando regrese nos casaremos. ¡Ay Crispín, Crispín, el novio más lindo de todo Medellín! ¡Ven no tardes tanto!”
La dulce Conchita espera con ansiedad el regreso de su novio Crispín. La boda está cerca. En medio de los enamorados está Don Cristobita, viejo opulento que quiere comprar con dinero el amor de Conchita. Desparpajo, alegría y pesar en esta pequeña pieza que recoge el espíritu y el encanto popular del poeta Federico García Lorca, en una versión muy libre del Teatro Matacandelas.[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]
Tramaluna Teatro – Guadalupe años sin cuenta
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”1007″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1560139907293{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO: Tramaluna Teatro (Bogotá)
OBRA: Guadalupe Años Sin Cuenta
DIRECTOR: Patricia Ariza – Creación Colectiva Teatro La Candelaria[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1560140007881{margin-bottom: 0px !important;}”]Creada en 1975 por el grupo La Candelaria, Guadalupe años sin cuenta se inspira en varios estudios sobre las guerrillas del Llano que en un principio contaron con el apoyo del Partido Liberal. En torno a la figura de Guadalupe Salcedo se cuentan las pugnas partidistas de mitad de siglo, los combatientes colombianos en la Guerra de Corea, la manipulación de la prensa, las intrigas de personajes en las bambalinas del poder, los crímenes de guerra, las presiones extranjeras y la complicidad de la iglesia.
A todo ello se suma un coro griego que en canciones llaneras profundiza sobre los hechos y los personajes. De esta manera se retrata el inicio de un conflicto que subsiste hasta nuestros días, cuyos métodos violentos e inicuos conocieron a lo largo de los años cotas inusitadas de violencia y crueldad.[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]
Teatro El Presagio – El silencio
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”733″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1558126304786{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO: Teatro El presagio (Cali)
OBRA: El silencio
DIRECTOR: Diego Fernando Montoya Serna[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1558126409727{margin-bottom: 0px !important;}”]Un grupo de actores de un teatro de provincia que trabaja en el ensayo de una obra sobre la guerra, ha quedado encerrado en su sede. El pueblo ha sido tomado por los miembros de una organización armada. El director no aparece. En medio del desconcierto que sufren y del miedo que tienen, toman la decisión de seguir preparando sus personajes y tratar de terminar el ensayo.
El Silencio es una metáfora dramática sobre la indiferencia, es una reflexión directa y abierta sobre lo que está pasando en Colombia, y un golpe teatral que busca despertar la sensibilidad y la conciencia. “¿Para quién actuamos? Para los muertos”, dice un aparte de la obra, y la palabra “muertos” resuena en el escenario apuntando a todos aquellos que se esconden de la realidad para sentirse ajenos a los dramas y conflictos que viven sus compatriotas.[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]
Teatro Estudio Alcaraván – La caída de las águilas
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”727″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1558125891575{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO:Teatro Estudio Alcaravan Casa Tea (Bogotá)
OBRA: La caída de las Águilas
Creación Colectiva Textos de Paola Guarnizo[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1558125997231{margin-bottom: 0px !important;}”]Colombia: 65 años en guerra. La sangre ha corrido como fuego volcánico por las montañas y las calles de esta patria. El sueño de paz se ha convertido en una necesidad para muchos, pero ha sido también la bandera de campaña para políticos y armados ambiciosos que quieren solo alcanzar el poder, como si Ricardo III hubiese reencarnado en ellos. La mayoría de los que vivimos en este país no sabemos nada de todo lo que acontece diariamente, nuestra memoria es débil e interesada, no nos preocupamos mucho por el destino de algunos otros que son víctimas y lo siguen siendo una y otra vez, sistemáticamente, con indolencia y desmesura. Un panorama oprobioso para una nación que ostenta avance y desarrollo.
A través de las memorias de Ezequiel nos adentramos en La Curva del Silencio, un pueblo lleno de vida, color, folclor y tradición, acordonado por la premonición del horror; un pueblo avasallado por la violencia y por el olvido. Un lugar en el que los victimarios también son víctimas de un sistema cruel que circunda las élites del territorio latinoamericano. La caída de las águilas es un viaje por la reflexión y el duelo, cuando se es parte de una guerra en donde el pueblo pone los muertos y se unta las manos con la sangre de sus hermanos, enriqueciendo al terrateniente y a esas fuerzas oscuras que tienen como única prioridad sus propios intereses.[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]
Elemental Teatro – De la muerte sin exagerar
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”735″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1558125677845{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO: Elemental Teatro (Medellín)
OBRA: De la muerte sin exagerar o un cielo bajo tierra
Creación colectiva inspirada en textos deWislawa Szymborska.
DIRECTOR: John Viana – Director[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1558125752526{margin-bottom: 0px !important;}”]Colombia: 65 años en guerra. La sangre ha corrido como fuego volcánico por las montañas y las calles de esta patria. El sueño de paz se ha convertido en una necesidad para muchos, pero ha sido también la bandera de campaña para políticos y armados ambiciosos que quieren solo alcanzar el poder, como si Ricardo III hubiese reencarnado en ellos. La mayoría de los que vivimos en este país no sabemos nada de todo lo que acontece diariamente, nuestra memoria es débil e interesada, no nos preocupamos mucho por el destino de algunos otros que son víctimas y lo siguen siendo una y otra vez, sistemáticamente, con indolencia y desmesura. Un panorama oprobioso para una nación que ostenta avance y desarrollo.
De la muerte sin exagerar o un cielo bajo tierra es un homenaje, una ofrenda para todas aquellas mujeres que quieren reencontrarse con sus almas, recoger su sangre derramada en las montañas, recuperar cada pequeño trozo de carne que se deshace entre la maleza de las selvas, mirar a los ojos a los victimarios y aferrarse a la esperanza de encontrar y dar sepultura a la osamenta que representa a quien en vida llenaba su espíritu de amor y felicidad.[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]
El Trueque – El insepulto
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”734″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1558124941435{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO: Teatro El Trueque (Medellín)
OBRA: El Insepulto o yo veré que hago con mis muertos.
Inspirada en la tragedia griega Antígona de Sófocles.
DIRECTOR: José Félix Londoño[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1558125058711{margin-bottom: 0px !important;}”]Una obra dedicada a todas las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia.
La palabra muerte, tan cotidiana en nuestro devenir cultural desde hace más de cincuenta años, circula en esta obra inspirada en la tragedia griega Antígona, de Sófocles, como un complejo acertijo que encierra la pieza dramática. Por un lado, cuando la protagonista sentencia: “Yo veré qué hago con mis muertos”, refleja la fuerza y dignidad de las víctimas. Y, por otra parte, cuando el antagonista afirma: “No sé qué vamos a hacer con tanto muerto”, revela la atroz y horripilante violencia que nos golpea día a día en el territorio.
Encrucijada de un país donde unos no saben dónde están sus muertos, mientras otros no saben qué hacer con la cantidad de cadáveres insepultos. Tragedia “horriblemente poética” con sabor colombiano, que devela un fragmento de nuestra historia que es prohibido olvidar.[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]
Varasanta – Kilele. Una Epopeya Artesanal
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”711″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1558121665704{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO: Fundación Teatro Varasanta (Bogotá)
OBRA: Kilele. Una Epopeya Artesanal
AUTOR: Felipe Vergara[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1558121696709{margin-bottom: 0px !important;}”]El dramaturgo Felipe Vergara viajó a Bojayá en el 2004, dos años después de que guerrilleros de las Farc lanzaran un cilindro bomba, durante un enfrentamiento con paramilitares de las AUC, contra la iglesia de Bellavista en donde se refugiaban más de 300 civiles. En la masacre murieron 98 personas y se produjo una enorme ola de desplazamiento forzado.
A partir de los relatos de los sobrevivientes, Vergara escribió Kilele: una epopeya artesanal. Kilele es una palabra africana que significa fiesta y rebelión. En palabras del autor: “Kilele es ruido, bulla, grito, lamento y lloro por las víctimas que ha producido el conflicto social, político, económico y armado que vive Bojayá y todo el Atrato. Es también alboroto, celebración, canto, homenaje y una voz que anima a quienes continúan rebelándose contra la guerra. Kilele se alimentó de los más diversos imaginarios sobre el conflicto armado, de las verdades a medio decir y del sol que se quiere tapar con un dedo; de la ambición desbordada y de la ciega prepotencia. Surgió de los relatos de muchos velorios y novenas truncadas, de lágrimas prohibidas y de muertos insepultos.”
Contexto
Al final de la década de 1990 y principios del milenio, Bojayá estuvo en medio del fuego cruzado entre la guerrilla de las Farc y los paramilitares. A pesar del clamor de paz y respeto de los habitantes de este municipio chocoano, los enfrentamientos entre los grupos armados continuaron y pusieron a sufrir las consecuencias a una población ajena a los intereses del conflicto. El 2 de mayo del 2002, hombres del Bloque José María Córdoba de las Farc arrojaron un cilindro de gas a una iglesia en Bojayá, hacia las 11 de la mañana, para atacar a paramilitares que estaban escondidos detrás de la edificación. El total de víctimas fue de 98 personas, de las cuales 72 murieron en la explosión y otras 13 fallecieron en medio de los hechos violentos ocurridos en los días anteriores y posteriores. Seis más morirían de cáncer en los ocho años siguientes por cuenta de los efectos adversos de la explosión.
Los habitantes de Bojayá se han reunido para escuchar las confesiones de los jefes paramilitares del bloque Élmer Cárdenas. Freddy Rendón, alias ‘El Alemán’, Pablo José Montalvo, alias ‘Alfa 11’ y Luis Muentes, alias ‘El Calvo’ han dado sus versiones sobre la masacre. Seis guerrilleros de las Farc han sido arrestados pero los paramilitares que también tuvieron un rol clave para que se diera la masacre no han sido condenados.
[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]
Matacandelas – La casa grande
[mk_page_section][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”658″][/vc_column][vc_column width=”3/4″][vc_column_text css=”.vc_custom_1558112087533{margin-bottom: 0px !important;}”]GRUPO: Matacandelas (Medellín)
OBRA: La casa grande de Álvaro Cepeda Samudio
DIRECTOR: Cristóbal Peláez[/vc_column_text][vc_separator color=”green”][vc_column_text css=”.vc_custom_1558112035469{margin-bottom: 0px !important;}”]Con el apoyo de una Beca de Creación Teatral del Ministerio de Cultura de 2015, el grupo se inspiró en un clásico de la narrativa colombiana: La casa grande, de Álvaro Cepeda Samudio, pieza literaria que relata de forma poco convencional el lamentable episodio mítico e histórico de la masacre de las bananeras ocurrida en Ciénaga, Magdalena, en 1928. Matacandelas parte de la novela de Cepeda para proponer una puesta en escena que tiene mucho de ópera brechtiana y unas líneas de lectura que resaltan sus múltiples significados.
El coro que conforman los actores se encarga de cantar la parte épica de la historia. Pero para Cristóbal Peláez, director de Matancandelas, “lo que hace Cepeda Samudio es unir la lírica con la narración […] la casa no es el espacio, la mansión; es Colombia y todo lo que pasa en ella”. Por eso decide no ceder a la tentación del naturalismo y no ambientar la puesta en escena dentro del folclor de la Costa, con el fin de subrayar que su obra habla del país y no solo de una de sus regiones. Por otro lado, el subtítulo de la pieza, Aquellas aguas trajeron estos lodos, indica que buscaron la conexión existente entre los acontecimientos que narra la novela del barranquillero y la actualidad. El resultado es una cierta atemporalidad, que logra expresar el lenguaje poético del duelo convertido en un estado persistente de nuestro país.
Precursora del boom latinoamericano, La casa grande es una mirada estética del conflicto, cuya validez reside en mostrarse a sí misma como una pieza literaria realizada a manera de discurso polifónico. Una obra poliédrica que quiere darle voz a todos los participantes del suceso: soldados, pueblo, familia, huelguistas, hacendados, gobierno, militares y, de un modo más amplio, a aquellos habitantes de La casa grande como epicentro y metáfora de un país que se resiste al progreso, sacudido por sus contradicciones.
Los moradores de La casa son arquetipos del poder y la grandeza, que conforman un matiz lírico inmerso en la épica del suceso, elemento que le confiere un toque excepcional a la novela. La misma que hoy, a más de cincuenta años de su creación, continúa ofreciéndonos su carácter experimental y de relato joven. Vale la pena mencionar que muchos han observado, entre las figuras sombrías de la mansión cienaguera, una relación de autoridad y opresión, similar a la de aquella casa andaluza de Bernarda Alba, retratada en la obra de García Lorca.[/vc_column_text][/vc_column][/mk_page_section]